La periodista Aurélie Croiziers |
"Soy consciente de haber vivido una experiencia única, rara vez
accesible. Que yo sepa, no es habitual acompañar a los pescadores en un verdadero día de trabajo. La idea de meterme en la
piel de una persona tan lejana a mi modo de vida ha sido fascinante. La
grandeza de corazón de Gori, Bruno, José María y Xisquet, combinada con los
caprichos del mar me permitió vivir una experiencia extraordinaria un
jueves de octubre en Mallorca. Podría haber titulado este artículo 'Cómo pasé un día en la vida de un pescador y cómo viví el peor mareo de la mía y aún así fuí feliz'. Déjenme contarles este día memorable ..." Artículo de Aurélie Croiziers (prestigiosa periodista francesa especializada en viajes)
La escena tiene lugar en la isla de Mallorca. Mi alarma suena a las 3:20 de la mañana, una de las madrugadas más difíciles de mi vida. Dejamos el hotel a las 3:45 y llegamos a las 4:45 a nuestro barco atracado en el puerto de Andratx.
La salida empezó bien, era una bonita noche. El barco que iba a ser mi anfitrión y de mis tres compañeros durante un día entero se llama Paraguay. Con 25 metros de largo y una red de arrastre o “Gambera”. Los cuatro pescadores del Paraguay son el capitán Bruno, su hermano Gori, José y Francesquet. Los marineros nos dan una bienvenida muy cálida con grandes abrazos, una acogida que nos hace sentir muy bien, como verdaderos amigos. Nos sentamos en la cabina superior, cerca del asiento del capitán.
Pronto el barco comenzó a lanzar las redes. Me costó orientarme, me hipnotizaban las pantallas de localización, la noche era oscura y empezaba mi mareo.
Echar las redes es un auténtico espectáculo |
Había pasado apenas media hora y Gori nos llevó a la cubierta para ver lanzar las redes. Son enormes, y los cables que las sujetan parecen no tener fin. Era un auténtico espectáculo, pero yo no estaba demasiado alegre porque mi mareo era cada vez peor. Una vez lanzadas las redes, volví a la cabina y tomando aire fresco mientras miraba la luz de la luna, me quedé dormida.
El amanecer apareció y desperté intentando no luchar contra el mareo, dejarme llevar por las olas concentrándome en la respiración. Después al final del día me contarían que realmente el mar solo está mal 15 días al año.
En Mallorca el mar solo está mal 15 días al año |
El tiempo pasaba muy despacio, pero poco a poco mi movimiento y mi estómago se iban volviendo marineros, y voy observando la vida de nuestros anfitriones, hablando con ellos todo lo que mi español me permite, ya que uno de mis colegas que sí habla español no se encontraba tampoco muy bien. Gori y Bruno se levantan cada día a las 3:45, y viven a una hora del puerto. Pasarán 12 horas en el puente, y su trabajo consiste en mantener el rumbo, lanzar y recoger las redes, clasificar el pescado. Son 12 horas de atención constante.
Bruno supervisando las tareas en el barco |
El capitán Bruno es pescador desde hace más de treinta años, al igual que su padre y que su abuelo.
Le pregunto por su trabajo
- Este es un trabajo muy difícil...
- ¿Le gustaría cambiar?
- ¿Para qué? No he estudiado y no puedo cambiar mi edad.
- ¿Le gustaría cambiar?
- ¿Para qué? No he estudiado y no puedo cambiar mi edad.
Observo a los marineros. Siento una gran solidaridad, y una gran dulzura en sus ojos y su mirada. En cómo viven la primera experiencia de Pescaturismo con nosotros. Nos preguntan sin cesar cómo nos encontramos, dándonos consejos para el mareo, y nos ofrecen lo mejor que tienen para que nos sintamos cómodos.
"Siento una gran dulzura de los marineros con nosotros" |
Recoger las redes es uno de los aspectos más destacados del día. Es el momento en el que el barco se detiene durante más tiempo. Se debe guiar los cables y las cuerdas pesadas durante el ascenso para evitar que se enrede. Pronto la red está en el aire.
La pesca finalmente llega. Gambas y pescado. "Tal vez unos 25 kg de gambas". Nos comentan que hay mejores días. En invierno, el Paraguay pesca unos treinta kilos al día y en verano puede alcanzar los 100 kilos. Las gambas se vendieron esa noche en la subasta entre 25 y 70 € por kilo, dependiendo de su tamaño.
Las capturas del día han sido escasas |
La pesca se clasifica y se limpian rápidamente en la cubierta. También hay langostinos y otras especies. Las redes se vuelven a montar a continuación y se almacenan con cuidado y atención, para que sean operativas a la mañana siguiente. Me fijo en los movimientos precisos de los cuatro marineros. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer en todo momento y se intercambian pocas palabras.
Gori selecciona el pescado con el que hará un delicioso arroz |
Mis compañeros también sufren mareos, y veo la cara de Gori con gran preocupación. Aunque debo decir que se convirtió en cara de alegría cuando una vez llegados a puerto le transmitimos todos lo que habíamos disfrutado de la experiencia. El día termina con un delicioso arroz de pescado.
Emotivos abrazos en el momento de la despedida |
A pesar de los malos momentos, estoy encantada. Soy consciente de haber vivido una experiencia única, rara vez accesible. Que yo sepa, no es habitual acompañar a los pescadores en un "verdadero" día de trabajo.
La idea de meterme en la piel de una persona tan lejana a mi modo de vida ha sido fascinante. La grandeza de corazón de Gori, José Bruno, José María y Xisquet, combinado con los caprichos del mar me permitió vivir una experiencia extraordinaria un jueves de octubre en Mallorca.
"Nos hicieron sentir como verdaderos amigos" |
Artículo original publicado en Curieuse Voyageuse: Une journée sur un (vrai) bateau de pêche majorquin…
Este viaje es parte del proyecto Eductour, una iniciativa pionera de la Comisión Europea que pretende fomentar el que los
turistas vivan experiencias reales vinculadas a los lugares que visitan.
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