La secreta atracción de los calamares por la luna llena

Antonia Llambias

David Kassel, protagonista de la película Un hombre lobo americano en Londres (1981), no es el único en sentirse atraído por la luna llena, y eso que nunca se ha subido a un barco. Según Tomeu Garau, que pesca desde hace más de 40 años en Cala Ratjada, los calamares tienen la misma devoción, o más, por el satélite. “La luz de la luna les atrae y por eso, si hay mucha luna, el calamar está en todas partes y no concentrado en un solo punto”. Eso hace que sea más difícil encontrarlos y su localización uno de los secretos mejor guardados por los pescadores de Mallorca y que ahora puedes descubrir con las excursiones de Pescaturismo.

Al estar diseminados, es un misterio conocer su posición y son necesarios los conocimientos de los pescadores profesionales para localizarlos. Joan Fuster, capitán del barco Hispaniola Dos Mil y vecino de muelle de Tomeu Garau, lleva toda la vida pescando palangre, llampuga o langosta pero apenas se ha dedicado al calamar. Aún así, por compromiso y por entusiasmo se ofrece para capitanear el barco que va a llevar a un par de turistas, ansiosos por aprender sobre la pesca tradicional, al punto exacto donde se encuentran los calamares. Con cierto secretismo, Tomeu le da un papel con unas coordenadas y, como si se tratara de un oscuro secreto del Vaticano, le pide que lo rompa una vez termine la jornada.

En Cala Ratjada se pone el sol y los pescadores se preparan para salir a pescar. El Hispaniola enciende motores y se oyen las risas del pasajero más joven, que no había ido nunca a una excursión de pesca de calamares. Unos animales fascinantes que cambian de color tres veces cuando mueren: de blanco a rojo, de rojo a blanco y de blanco a rojo otra vez.

Padre e hijo pescando al atardecer.

A las 8.30 de la noche, con la luna ya en lo alto, el barco llega a su destino y una vez se ha posicionado comienza la pesca. Hay distintas maneras de pescar calamares. En este caso, Joan opta por la más tradicional que consiste en sumergir una potera blanca ligada a un hilo muy fino. El color de la potera es muy importante, ya que es lo que va a atraer a los calamares, que también se comunican con los colores. Debe ser blanca o de un color muy llamativo, como puede ser el amarillo. Después de unos 20 minutos, es uno de los turistas el que atrapa el primer calamar. Un pequeño ejemplar que hace saltar a los pasajeros de emoción y también al capitán que ya estaba empezando a perder la esperanza.

Es muy común en las aguas de Mallorca atrapar una que otra pota, un animal muy parecido al calamar pero con unas ciertas diferencias. Una de las características que nos permiten diferenciarlos son las aletas de la pota. Como explica Tomeu Garau, los calamares las tienen más alargadas, mientras que la pota solo tiene una pequeña aleta en la parte de la cola. También se diferencian por los tentáculos: En la pota son como unos pequeños arpones, igual que el pico de un loro; en el calamar son como botones. Gastronómicamente se nota la diferencia en el sabor y en la textura, el calamar no es tan dulce como la pota y es más duro, por eso está más bueno. Eso sí, para gustos, colores.

El pescador de Pescaturismo explica las diferencias entre calamar y pota.

El pequeño calamar no duda en soltar su dosis de tinta, que utiliza como sistema de defensa para protegerse de sus enemigos, haciéndo que se desorienten y así poder huir. Es difícil escapar a la mancha de tinta del calamar. Sin embargo, como indica Joan, no hay que preocuparse, ya que se va con facilidad. La receta secreta: con agua y jabón si la mancha es reciente y con un poco de lejía si no lo es.

Estas especies marinas están agrupadas en 29 familias diferentes, las cuales se desglosan entre más de 300 especies distintas. Los calamares gigantes, también conocidos como Architeuthis, son una de las especies más llamativas y misteriosas para los marineros. Pueden llegar a medir 10 metros si son machos y 14 metros si son hembras. En 1933 se atrapó accidentalmente un calamar que medía 21 metros de largo y pesaba 275 kilos en Nueva Zelanda. ¡Todo un monstruo marino! El veterano pescador, Tomeu Garau confiesa que el más grande que ha pescado, después de 40 años, ha llegado a pesar 1 kilo y 250 gramos.

Turistas felices al pescar un calamar.

El calamar es un manjar muy común en Mallorca y ronda los 10-15 euros en un restaurante y unos 5 euros en el supermercado. Tras un par de horas de excursión y aventura en el mar, se pescan tres calamares. El más grande de la jornada llega a los 600 gramos, que ya sirve para disfrutar de una buena cena para dos personas y ayuda a despertar la felicidad de los invitados de Joan Fuster.

¿Quieres vivir esta aventura de Pescaturismo?

www.pescaturismomallorca.com